La BFHI surge para hacer frente a uno de los problemas de salud más complejo, doloroso y lamentablemente más desatendido: el abandono del amamantamiento, (“…el más vasto experimento del mundo sin controles. Las consecuencias han sido desastrosas en los países en vías de desarrollo e importantes y posiblemente aún desconocidas, en los países industrializados”, Bo Vahlquist, 1981), fruto de la agresiva comercialización de sucedáneos de leche materna (https://latribunadelnoroeste.wordpress.com/2011/11/15/leche-amarga/) junto con prácticas sanitarias claramente inadecuadas para éxito de la lactancia materna y, sin embargo, normalizadas social y sanitarias durante décadas (separación innecesaria del bebe de su madre, suplementación innecesaria, horarios  rígidos de lactancia, propaganda desregulada de sucédanos de leche materna…). Todo esto, junto con una inexplicable “laguna informativa” sobre cómo nacen y se alimentan los bebés, dibujan el escenario al que nos enfrentábamos, cuando emprendimos el camino hacia la implementación de los 10 pasos de la IHAN.

La BFHI, marcó un antes y un después en la forma de concebir y atender aspectos tan relevantes para la salud global como son el nacimiento y la lactancia. Sus diez pasos se convirtieron en un referente mundial para avaluar y medir la calidad de los servicios de maternidad y neonatología. Por otra parte, la palabra amistad  como núcleo de esta iniciativa de salud, invita a incorporar la perspectiva ética como un elemento esencial para su implementación. La ética de la amistad, en su sentido más amplio para establecer relaciones “amigables”, con la madre, su bebé y su familia, objetivo principal de HQTQ.
No obstante, pese a los claros beneficios que reporta para la salud, la sostenibilidad, la economía, el progreso y bienestar de las naciones, treinta años después, aún estamos lejos de alcanzar una cobertura universal de esta importante iniciativa de salud: tan solo un 10% de los bebés en el mundo nacen en hospitales amigos de los bebés.